CAMELIA

FRUTOS SECOS: anacardos y nueces de macadamia.

CÓMO LO HACEMOS: las materias primas se colocan en remojo con agua y fermentos lácticos. Tras 10 horas, los frutos secos se muelen añadiendo agua, sal y Penicillium Candidum.
Gracias a la acción del Penicillium Candidum y al ingrediente secreto, el tiempo, se desarrolla la suave y sedosa corteza comestible que confiere a Camelia sus característicos aromas, típicos de los quesos de corteza enmohecida como el Camembert y el Brie, aunque se trata de un alimento 100% vegetal.
La maduración de Camelia es un proceso lento y fundamental: se necesitan 12 días y 6 diferentes fases con temperatura controlada para permitir la aparición de la característica capa blanca que hace que Camelia se convierta en un producto preciado y único.

SABOR: elegante, complejo y delicado, refrescado gracias al matiz ácido típico de la fermentación.
Camelia con sus delicadas materia primas, los anacardos y las nueces de macadamia, y con su corteza blanquísima y compacta, adquiere características organolépticas inconfundibles. Sus aromas hacen volar nuestra imaginación y nos llevan hacia bosques otoñales que huelen a trufa blanca y setas boletus con un final que recuerda el heno y el sotobosque. Su sabor envolvente y su textura cremosa y sedosa son típicos de los productos de corteza enmohecida.

CÓMO UTILIZARLO: Camelia es maravilloso para el final de una cena, perfecto para comerlo solo o con compotas de fruta o miel de castaño. También puede ser el protagonista de recetas gourmet.